viernes, 13 de noviembre de 2009

Calor humano

Yo no discuto que pueda haber quien ha hecho del terrorismo y de sus amenazas un negocio o una carrera profesional, pero no me cabe la menor duda de que la inmensa mayoría de los ciudadanos amenazados que padecen la persecución de vivir con escoltas lo aguantan por pura y mera dignidad, porque considerarían una claudicación cívica ceder a las amenazas y abandonar su militancia, sus cargos o sus compromisos políticos. Desde tal punto de vista los considero ciudadanos admirables, ejemplares, dispuestos a hacer algo a lo que yo no me atrevo: achicar el espacio de sus vidas privadas en nombre de unas convicciones cívicas imprescindibles para todos, no sólo para ellos.

Puestos a poner nombres y apellidos sabemos que todos los cargos políticos del PP, del PSE y de UPyD, desde el concejal de la aldea más diminuta, se han visto obligados a aceptar dicha protección.

En cualquier otro lugar menos galáctico ello habría sido motivo de campañas de apoyo y sensibilización, de iniciativas de acompañamiento para que al menos por unas horas fueran decenas de ciudadanos los que escoltaran a cada perseguido haciéndole sentir el calor humano de sus vecinos, de sus paisanos, de los suyos.

Pero aquí no. Euskadi «is different» y hasta nuestro partido mayoritario se permite referirse a todos esos militantes del PP y del PSE, mayoritariamente heroicos, como «leones que se están quitando la piel de corderos» para derribar el autogobierno vasco. Y no lo dice Egibar, esta vez lo dice Urkullu, el jefe, y suena demasiado parecido a ese famoso papel conocido como Lizarra-Garazi en donde se mentaba a los enemigos del pueblo vasco, ¿recuerdan? ¡Qué lejos de Aristóteles, qué lejos del calor humano imprescindible para construir comunidad! ¿Hasta cuándo seguiremos impasibles?

http://www.diariovasco.com/20091113/opinion/articulos-opinion/calor-humano-20091113.html