Simplicius ha leído en la prensa que los escoltas de los políticos, o sea, los protectores de sus vidas amenazadas por la violencia, anuncian posibles paros en su trabajo para protestar por la reducción de los servicios de protección que prestan. De esta lectura, Simplicius deduce que estos señores quieren probar que son necesarios, siendo innecesarios y que si estos señores piensan sinceramente que sus protegidos corren peligro sin su protección y en consecuencia aceptan que el abandono de sus servicios, aunque sólo sea por unas horas, puede poner en peligro la vida de sus protegidos, su huelga es sencillamente una inmoralidad como la copa de un pino.
Simplicius piensa que hay trabajos que nacen para cubrir una necesidad y terminan cuando esa necesidad desaparece. Es evidente que la violencia al nivel que hemos conocido no existe ya y que se espera para pronto una decisión que declare y asegure en forma fehaciente su total y definitiva desaparición.
Es lógico, por lo tanto, que los escoltas sean cada vez menos necesarios y llegue pronto el momento en el que no lo sean en absoluto, como en su día dejaron de serlo los conductores de diligencias, los recaudadores de arbitrios o los peones camineros, que tuvieron que reciclarse en la vida como muchos, muchísimos hemos tenido que hacerlo alguna vez.
Por otra parte, Simplicius cree que los presuntos huelguistas debían meditar bien su decisión, porque si hacen huelga y no pasa nada como todos, incluidos los escoltas, deseamos fervientemente, han ofrecido a toda la sociedad la mejor prueba de que no hacen ninguna falta y habrán precipitado su desaparición.
Información de : http://www.noticiasdenavarra.com/2011/08/22/opinion/cartas-al-director/simplicius-y-la-huelga-de-escoltas