miércoles, 31 de octubre de 2012

Los vigilantes de la estación de autobuses denuncian que llevan siete meses sin cobrar


Siete meses sin cobrar sin una justificación plausible. Esa es la situación a la que se enfrentan los cincos trabajadores encargados de la vigilancia en la estación de autobuses. La indignación y los apuros económicos están ahogando a la plantilla, que ve como pasan los meses sin poder percibir las nóminas. Y aunque hasta ahora habían guardado silencio, uno de los afectados se ha decidido a denunciar la situación “porque se está haciendo insostenible”.
“La empresa siempre había tenido algunos problemillas y nos pagaba con retraso, pero esta vez llevamos sin cobrar desde marzo y no aguantamos más”, explica Julio Fernández. Aunque solo lleva año y medio en la estación, Fernández ya había trabajado en otras empresas del sector de la seguridad privada. “Tengo 48 años y en mi vida me había pasado nada igual”, relata, mientras asegura que los atrasos están haciendo mella en la economía familiar, “estuvieron a punto de echarnos de nuestra casa porque no podíamos pagar el alquiler y tuvimos que pedir dinero a familiares y amigos” .
PidFernández, que tiene tres hijos, afirma que sus compañeros también están pasando por problemas, aunque todavía no se han atrevido a denunciar. “Antes teníamos un comité de empresa, pero desapareció, así que nosotros mismos se lo comunicamos al director de la estación, a la concejala de Transportes y al concejal de Movilidad para ver si podían hacer algo”, señala.
falta de seguridad
Los afectados esperan que el gobierno municipal puedan intermediar en el conflicto y presionar a la concesionaria del servicio para que pague los salarios atrasados. “Alguien tiene que hacerse responsable de esto porque conocen bien el problema. Nos dicen que la concejala (Begoña Freire) está negociando, pero todavía no sabemos nada”, denuncia Fernández. “¿O es porque el Ayuntamiento no está pagando a la empresa?”, apostilla.
El vigilante afirma que el desánimo está cundiendo en la plantilla y que además de no cobrar, se les exigen turnos más largos de lo debido: “Un compañero llegó a trabajar 16 horas seguidas porque no tenía sustituto”. Una situación que, según los afectados, acabará poniendo en riesgo el mantenimiento de la seguridad en la estación de buses