Seguriber, la empresa de seguridad privada, ha entrado en
escena, con mucho ruido, con muchas implicaciones y con varios de sus
responsables ya imputados.
De hecho, Eladio Pupuche, el vigilante de esta compañía que presuntamente abrió la puerta que causo la avalancha ha sido interrogado y rápidamente ha señalado a su jefe de equipo como la persona que le dio la orden de apretar el botón de apertura.
Además ha dicho que no tuvo la sensación de que 2.500 personas entraran en veinte minutos por las puertas de emergencias a la pista central del pabellón en la fiesta de Halloween del 1 de noviembre de 2012.
La
declaración ha comenzado con el visionado de una serie de imágenes en
las que el propio imputado ha ido identificando a los empleados de
Seguriber, lo que no ha hecho con los miembros de la organización
alegando que no recordaba quiénes eran.
Pupuche ha asegurado que tampoco recuerda haber visto pasar las urnas con las entradas
por delante de él con destino al pabellón satélite y que, desde su
puesto, que era estático, solo podía ver un borde de la pista central,
pero no podía saber si había mucha gente.
En su interrogatorio, Pupuche también ha declarado que nunca se hizo un simulacro de evacuación, que los vigilantes de la seguridad privada desconocían hasta los planes de autoprotección y que nadie llamo nunca al 112.
El dato inquietante se localiza fuera del juzgado de López Palop y es la presencia de trabajadores de una agencia de relaciones públicas, que contratada por Seguriber, toman notas sobre las palabras de los letrados y los comentarios de los periodistas.