El ayuntamiento se ahorrará 1,5 millones cesando los contratos con dos empresas. Régimen Interior aún no ha decidido cómo seleccionará y formará al personal.
El Ayuntamiento de Zaragoza ya ha puesto fecha para que los museos y salas de exposiciones municipales se queden sin seguridad privada. Será a partir del próximo 1 de julio, cuando las empresas que ahora están prestando estos servicios dejarán de hacerlo y con ellas, las decenas de trabajadores (unas 60) que venían desarrollando labores de vigilancia o de personal auxiliar. Aunque, por contra, es una medida encaminada a generar un ahorro anual para las arcas municipales. "Más de un millón de euros", según estimaron los técnicos del consistorio.
Este es el final de una contratación que, desde que lo anunciara el vicealcalde de Zaragoza, Fernando Gimeno, como uno de los objetivos para recortar, tenía los días contados. Y podría haber sido incluso mucho antes, ya que, según señalaron ayer fuentes oficiales del ayuntamiento, "el contrato con ambas empresas finalizó hace varios meses y se ha ido prorrogando mes a mes con ellas", hasta que fuera el momento de municipalizar el servicio. Y ese ha sido ahora, al inicio de la campaña de verano.
El problema para el ayuntamiento en estos momentos es el escaso margen de tiempo que le queda a los responsables de Régimen Interior para que el día 1 de julio ya estén cubiertas esas plazas y no verse obligados a retrasar la desvinculación de ambas empresas. Ayer mismo se les notificó a los jefes de servicio el cese de la actividad de ambas empresas, y ya se han puesto a trabajar en ver qué fórmula emplean para ofrecer estas plazas a los funcionarios que deseen cambiar de puesto.
Al parecer, la forma escogida es similar a la que se va a serguir para reforzar los servicios sociales, abriendo el proceso a toda la plantilla que cumpla los requisitos que exigen los puestos para que se presenten voluntarios. Pero apenas quedan tres semanas para abrir el plazo, escogerlos y formarlos en las tareas de contro, de accesos, información al usuario o, incluso, labores de mantenimiento que ahora desarrollan las dos empresas privadas.
Mientras, ha quedado descartada la opción de que los puestos de vigilante (en el museo Pablo Gargallo y el teatro Romano) las realizarán policías locales que están en segunda actividad sin destino asignado. Porque habría que cambiar la normativa y no hay tiempo ni para intentarlo.
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